Texto de Victoria Velutini

 

Los libros infantiles son una gran manera de incentivar el aprendizaje de los niños (y también de los adultos). Se ha recalcado a lo largo de los estudios pedagógicos que mientras más temprano se comience con la lectura, más fácil será para los futuros estudiantes desarrollar habilidades cognitivas, fomentar la buena ortografía y mejorar la dicción. No obstante, las enseñanzas de la literatura superan lo meramente práctico e impulsan el sentido de pertenencia de un colectivo, lo informan sobre la cultura y la idiosincrasia de sus alrededores, así como de tierras más allá de sus fronteras y también genera autoconciencia, es decir, permite que el individuo pueda verse a sí mismo y, por lo tanto, tener una mejor relación con su otro.

 

Todas estas lecciones son conseguidas en la reciente publicación del libro infantil, ilustrado por Clara de Lima, de la autora venezolana Sofía Avendaño: Un milagro en el páramo (2023). Además de ser un ejemplar estéticamente precioso, la obra carga textualmente un significado profundo y exalta el imaginario del venezolano, al igual que devela la devoción que tiene el pueblo de nuestro país en figuras excepcionales, que luego realizarían milagros y que posteriormente se convertirían en santos. El libro, editado por abediciones e impreso por Gráficas LAUKI, cuenta con cuarenta y dos páginas y es de una dimensión bastante pequeña, por lo que es ideal para llevarlo consigo.

Portada del libro

 

Un milagro en el páramo trata sobre un niño, Carlitos, que ha perdido a sus padres y se va a vivir con su abuela Rosa Isabel a una casita en medio del páramo merideño. En Mérida, Carlitos disfruta de la cálida presencia de su abuela, de sus preparaciones reconfortantes y la manera en la que podía ser estando con ella. Un día, la abuela de Carlitos despierta con malestar y no puede hacer todas las actividades que solía realizar con él, apenas puede levantarse de la cama. Preocupado por la salud de su abuela, Carlitos le pide con fuerza a Dios que le permita quedarse con él por el gran miedo que siente al pensar en perderla. Entonces, aparece ante él, como si fuese un sueño, el Dr. José Gregorio Hernández. Las conversaciones que entabla con el beato iluminan a Carlitos sobre el sentido de la vida y lo enseña a apreciar lo que tiene, a la vez que lo ayuda a refugiarse en la memoria. José Gregorio, enviado de Dios, promete curar a la abuela de Carlitos, mas, a cambio, dice al niño que jamás debe perder la fe, creer fervientemente incluso en lo que parece imposible. Así, a la mañana siguiente, Carlitos encuentra que su abuela ha regresado a ser la de siempre y, ahora, guarda en su corazón la figura de un doctor con “aspecto severo, pero ojos gentiles” caminando sobre las colinas del páramo.

 

La secuencia de diálogo está muy bien lograda, ya que el lector no encuentra ninguna parte de la historia tediosa ni tampoco es difícil seguir el ciclo de la narración, es más, aprende algo nuevo sobre la vida del beato, pues también hay elementos biográficos en el relato. La ilustración de Un milagro en el páramo es un gran aliado para la lectura infantil, ya que permite que los niños tengan referentes inmediatos de un paisaje que, si nunca han visitado Mérida, no saben cómo luce. El pincel digital utilizado para crear estas imágenes asemeja el trazo de un lápiz y, por alguna razón, hace del producto editorial algo más cercano, además, la paleta de colores destinada para ello –entre el azul y el coral– evoca el frío del Páramo y, al mismo tiempo, la calidez del merideño.

 

La obra, ha de mencionarse, no debería encasillarse en la categoría de “literatura infantil” –no que esta sea peyorativa– pero nos referimos a que es un ejemplar que tiene el potencial para pertenecer a lectores de diversas edades, puesto que, creemos, es un relato que puede conmover a muchos. Un milagro en el páramo es un libro que cumple con aquellos dotes más allá de la practicidad que otorgábamos a la literatura al principio del texto, puesto que informa sobre aspectos culturales del país, refuerza valores como la empatía y la individualidad y también reúne a sus lectores en la más fuerte convicción de que creer también es poder.

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