Celebración del día del libro en la UCAB

Celebración del día del libro en la UCAB

“Los libros son una incomparable magia portátil” dice Stephen King y, de acuerdo con esta afirmación, la Universidad Católica Andrés Bello junto a su editorial, abediciones, celebrará el Día Internacional del Libro y del Idioma con una serie de presentaciones, talleres y libreros desde el 23 hasta el 25 de abril en el campus de la casa de estudios.

En el marco de la celebración, el día 23 de abril a las 9:00 a.m. se llevará a cabo la presentación de la Cátedra Teresa de la Parra. La cual fue creada siguiendo los lineamientos del Objetivo de Desarrollo Sostenible de la ONU sobre la igualdad de género y empoderamiento de la mujer (ODS5) y con la finalidad de investigar, documentar y difundir la historia y la experiencia de las mujeres en todas sus dimensiones, desde lo político y lo económico hasta lo social y lo cultural. Debe su nombre, justamente, a una de las escritoras más importantes que ha tenido la nación, Teresa de la Parra, quien fue la autora de grandes obras como Ifigenia. Esta fue publicada por primera vez en 1924 y este año celebra su centenario, el cual no pasará desapercibido ya que abediciones ha reeditado la obra y la presentará, junto al equipo del Museo del Libro Venezolano, durante el evento.

Del mismo modo, como primera actividad oficial de la Cátedra, y en honor a la autora, el día 24 de abril a las 11:00 a.m. se llevará a cabo el Diálogo sobre Ifigenia: Intimidad, género y fracaso en la literatura venezolana del siglo XX con la participación de Maribel Toro y Laura Soler.

El maestro Rafael Cadenas formará parte de las actividades del Día del Libro a través de la presentación de su más reciente trabajo, Aún a tiempo, el cual es una compilación de múltiples ensayos que ha escrito a lo largo de su vida. La presentación tendrá lugar el día 23 a las 3:00 p.m. y contará con la participación de Diajanida Hernández y Lázaro Álvarez.

Entre las demás presentaciones se encuentran la del Fotobolsillo de Hellmuth Straka junto al equipo de El Archivo y Canaima de carne y huesos: diez historias de mujeres, incontables violaciones a los derechos humanos con sus autores Jesús Piñero, Valeria Pedicini y Victoria Capriles.

Por otra parte, los días 23 y 24 de abril contaran con una serie de talleres destinados a la formación de diferentes áreas del conocimiento. Habrá talleres de redacción y fotografía, entre los que se encuentran La redacción para redes sociales con Sofía N. Avendaño, Cuenta tu historia con fotos de la mano de Johanna Pérez Daza, Cómo escribir una crónica con Diajanida Hernández, Escritura de Guion potenciado por IA con Rogny Sotillo y Documentando lo cotidiano para escribir con el equipo de Reto escritor.

El tema de los Derecho Humanos  y la salud mental también estarán presentes de la mano de Sergio Dahbar y el Taller de sensibilización en DDHH para jóvenes: un encuentro con autores; y el taller de Higiene Mental que dictará la psiquiatra y escritora Rebecca Jiménez. Finalmente, junto a Eduardo Caballero Ardilla se llevará a cabo el taller de Herramientas tecnológicas para docentes, el cual está dirigido a maestros y educadores. Cabe destacar que dentro de esta actividad, se hará entrega de las “bibliotecas UCAB”, las cuales consisten en donaciones de libros editados por la universidad a diferentes instituciones educativas de las comunidades aledañas.

La historia también juega un rol importante dentro de la celebración del Día del Libro y es por ello que se desarrollará el taller Ser historiador de tu barrio que combina la investigación de la historia cotidiana y propia de las comunidades junto con la labor de registro escrito que implica. Dicha actividad será impartida por Zulay Álvarez del equipo de abediciones y el profesor, historiador y escritor, Manuel Donís.  Por último, y no por menos importante, el día 24 a las 11:00 a.m. se realizará el foro/documental de Rómulo Gallegos con la participación de Carlos Oteyza, María Soledad Hernández y Florence Montero.

Como es tradición, la UCAB abrirá sus puertas a los libreros quienes estarán hasta el jueves 25 de abril en los espacios del edificio Cincuentenario vendiendo diferentes textos. Los horarios de las actividades así como la información sobre el lugar en el que se desarrollarán, pueden consultarse a través del siguiente enlace: https://abediciones.ucab.edu.ve/wp-content/uploads/2024/04/dia-del-libro-DIGITAL-1.pdf

 

La humildad y la grandeza de la búsqueda infinita

La humildad y la grandeza de la búsqueda infinita

 

Escrito por Victoria Velutini

 

La palabra no es el sitio del resplandor, pero insistimos, insistimos, nadie sabe por qué.

(Memorial, 1977)

 

 

Existe algo tan noble en la persona que es Rafael Cadenas que es difícil ponerlo en palabras. Su obra es, en mi opinión, uno de los ejemplos más contundentes de la creación poética nacional. No creo que esto sea una exageración, pienso que muchos aceptarán esta que es, en mi aún corta experiencia, una verdad que resuena en mi mente y que creo compartida entre las miradas de quienes lo han leído y visto, intercambiado con él unas cuantas palabras o escuchado sus lecciones como profesor universitario. El poeta ha dedicado su vida a la búsqueda del núcleo que nos permite comunicarnos, expresar de forma articulada las incongruencias del subconsciente y, definitivamente, aquello que nos diferencia de todas las especies de la Tierra: el lenguaje.

La labor que realiza aquel que decide consagrar su vida a la poesía es extenuante y silenciosa y es en estas dos dimensiones que he querido centrar el presente texto. La poesía es, incluso para los lectores frecuentes, una dimensión literaria compleja. Se intenta encontrar el sentido de una representación que es, en esencia, imposible de capturar, cuya naturaleza está en la fluidez de su significado y en la capacidad que tiene de retratar el sentir humano con la precisión de un objeto que, aunque paradójico, tiene las mismas características que el yo, que el individuo.

Portada de “En torno a Basho y otros asuntos”.

Cadenas es un interesado por la palabra, quizá este sea el secreto de tan prolífica carrera: la curiosidad que nunca descansa. Su anhelo por deshacerse de todo lo que sobre en el arte poético es tal que exhibe aspectos orientales en sus últimos ejemplares, por ejemplo, Sobre abierto (2012) y En torno a Basho y otros asuntos (2016). Cuando me refiero a “lo oriental”, quiero decir a la estética minimalista, desligada del adorno innecesario y que carga con ella lo que se considera esencial. Entonces, si la palabra se encuentra desprovista de ornamentación, necesariamente debe querer conseguir la exactitud, el epítome de su forma. Este es el ejercicio que el poeta ha hecho a lo largo de su trayectoria, ejercicio que requirió de ensayo y error, de investigación interna y externa, y que ahora se acerca a la “orilla” prevista.

Esto también se adjunta al que enuncia, al poeta, es decir, para alcanzar el fondo de la palabra debe él, por su parte, integrar estos preceptos a su propia vida, a la realidad que lo modela y que necesita para poder concretar el acto poético. El ego se desplaza a otros espacios, las imágenes preconcebidas se regeneran y, entonces, hay lugar para la pureza de lo que no ha sido contaminado, ni generado con la expectativa de propiciar reacciones, solo para decir, ser.

La grandeza del acto debe reducir al autor a un estado de humildad perenne. Parece esto ser un requerimiento no negociable en el mundo de la poesía (y de las artes, en general), de otro modo el producto final se alejaría de todo lo que defiende y tratando de ser más de lo que le es inherente, se deformaría. El mensaje llegará al destinatario, de eso no hay duda alguna, pero su valor será significativamente menor al que pudo poseer el “cuerpo potencial”. Al menos esto es lo que, al leer al poeta, he podido precisar con respecto a la postura que los críticos, literarios y escritores han venido planteando desde hace ya algún tiempo cuando se refieren a la poesía. Verdaderamente, su obra ha servido como una cronología poética de nuestro país y de la vida misma, del universo que albergan los hombres.

Portada de “A Rilke, variaciones”

Todo apunta a que su más reciente poemario A Rilke, variaciones (2024) editado por Galaxia Gutenberg, seguirá el mismo hilo de reconocimiento y de estilo que los anteriores, ya que si algo caracteriza a Cadenas como poeta es su constancia y su clara afición a la investigación, es decir, que no descansa tras fijar su vista en un objetivo.  La obsesión es, al igual que la curiosidad, otro de los elementos identitarios (y necesarios) de un poeta. No obstante, ningún otro poemario del “maestro” había tenido una dedicatoria tan directa, lo que demuestra que la conexión que lo une a Rilke es, quizá, más grande de lo que muchos habían previsto. Recuerdo leer un fragmento de Los cuadernos de Malte Laurids Brigge (1910) y pensar que algo como eso lo pudo haber escrito Cadenas en otro formato, lejos de las ataduras de la narrativa y que parte de su pensamiento podía hallarse en esas líneas…

El próximo 23 de abril se presentará, dentro de las distintas celebraciones y eventos que se han desarrollado con el propósito de celebrar su nonagésimo cuarto cumpleaños, el libro Aún a tiempo (2024) por la Fundación para la Cultura Urbana, en las instalaciones de la Universidad Católica Andrés Bello. Dicho libro se adjunta a la colección de ensayos que ha presentado con anterioridad, como Realidad y literatura (1979) y En torno al lenguaje (1985). Aunque el trabajo ensayístico de Cadenas no sea tan conocido como su poesía, es casi tan importante como el último, diría que no hay manera de juzgarlos por separado, sino que más bien se trata de un diálogo interminable que incide en ambos géneros: lo que se defiende en los ensayos se consigue en los poemas y mucho del lenguaje poético de Cadenas puede encontrarse en sus ensayos.

Un autor “completo” (que no se contradiga con frecuencia y cumpla con su discurso) no es común, pero tenemos ante nosotros un artesano de la palabra que se ha tomado el tiempo de reflexionar sobre la vida interior y exterior, y el espacio periférico que ocupa la poesía en el escenario total con una perseverancia increíble. Su trabajo es una representación sobre lo que es aprender a aceptar el vacío que nos corresponde. Eso es todo…mas ¿no es acaso inmenso? Cadenas, como todo poeta, se encuentra marcado por la humildad y la grandeza de la búsqueda infinita, por la dicotomía de una vocación que es tan solitaria como celebrada. Su legado, espero, se expandirá tanto como dure el tiempo.

Juancho el caimán carupanero ¨que hasta el norte fue a parar¨ celebra su segunda edición

Juancho el caimán carupanero ¨que hasta el norte fue a parar¨ celebra su segunda edición

Por Camila Guillén

El pasado 4 de abril en el Espacio Americano Grace Hopper, ubicado en nuestra Universidad Católica Andrés Bello, se llevó a cabo la celebración del bautizo de la segunda edición de Juancho el caimán carupanero de la editorial abediciones. Dicho evento, contó con la participación directa de los protagonistas, realizadores y colaboradores de la emotiva e inspiradora obra.

Cecilia González, protagonista del relato y quien escribió el libro, fue la responsable de dar inicio al acto organizado por la Dirección General de Cultura de la UCAB. Asistieron más de 50 estudiantes de educación básica del Colegio San Agustín – El Paraíso para conocer la historia de Juancho, un caimán venezolano que tuvo que emigrar de su país para preservar su especie.

Cecilia profirió un discurso anecdótico en el que contó, con lujo de detalles, la historia que se relata en el libro. Expresiones como: “Sus ojos nunca se me van a olvidar”, “Nada más al pronunciar su nombre él salía con esa fuerza” inundaron la sala e hicieron evidente la estrecha relación que mantuvo con el imponente animal.

Gabriel Moncada, hijo mayor de Cecilia González e ilustrador del libro, también tuvo una importante actuación en la celebración. Mediante sus afirmaciones dio a conocer, ante los invitados, lo crucial que fue para llevar el proyecto a cabo “La historia de Juancho me sensibilizó y me hace querer hacer historias sobre los animales en peligro de extinción”.

El evento, a su vez, contó con la participación de Luis Sigler (vía online) y Alvaro Velazco, profesionales en lo que a animales salvajes se refiere, quienes están o alguna vez estuvieron al cuidado de Juancho. Los ya mencionados, dieron su versión de los hechos, contestaron preguntas de los estudiantes y agradecieron a The Dallas World Aquarium por el financiamiento otorgado.

Lectura de la autora Cecilia González

Sigler, actual cuidador de Juancho en The Dallas World Aquarium y escritor del prólogo del libro, fue una de las primeras personas en incitar a Gabriel a contar la historia del caimán carupanero, luego de que el chico diera con el paradero de la curiosa mascota de su madre, “Gabo es mi gran superhéroe” afirmó.
De igual modo, la casa editorial dijo presente, Jonathan López, subdirector de abediciones, inició su intervención confesando que la historia de Juancho sedujo a todo su equipo de trabajo. Más tarde, se dedicó a explicar, a los estudiantes del colegio San Agustín, cómo se realizó el proceso de producción y diagramación del libro.

El bautizo culminó con una emotiva lectura en voz alta, de todo el relato, presidida por Cecilia González y su hijo menor Diego Moncada. Asimismo, se obsequiaron ejemplares de la nueva edición a los asistentes.

Fotografía, libertad y recuerdo: Reseña de “La búsqueda del instante” de Johanna Pérez Daza

Fotografía, libertad y recuerdo: Reseña de “La búsqueda del instante” de Johanna Pérez Daza

Por Marialejandra Díaz Vásquez

 

Hay una tradición coreana muy famosa llamada ‘doljanchi’ o ‘doljabi’ que se realiza en el primer cumpleaños de los bebés. La ceremonia consiste en presentarle a los niños una serie de diferentes objetos para que escojan uno de ellos, esa elección servirá para predecir su futuro. Generalmente se colocan cosas como un ovillo de lana, que significa una larga vida, o una bolsita de monedas para representar la riqueza. También puede haber objetos referentes a algunas profesiones, como un estetoscopio, un micrófono, un mazo de juez o, quizás, una cámara. 

Sin duda esto es algo en lo que pensé mientras leía La búsqueda del instante, el segundo libro de la Colección En foco del Archivo de Fotografía Urbana y abediciones, escrito por Johanna Pérez Daza y que, en esta oportunidad, se trata de una entrevista al fotógrafo Ricardo Armas. 

La obra recoge diferentes anécdotas de la vida y carrera profesional de Armas. Todo esto en un verdadero formato de bolsillo que no le quita nada al contenido del libro y que, más bien, le añade ese valor de poder llevarlo a cualquier lugar con la garantía de que, sin importar la página en la que se abra, el lector se sentirá como si estuviera en aquella sala junto a la entrevistadora y el entrevistado.  

Por supuesto, ya que la Colección En Foco gira en torno a la fotografía venezolana y sus expositores, Armas señala varios momentos y nombres importantes de los años 70 y durante su carrera. Entonces, el libro adquiere ese valor informativo que sirve para ilustrar a jóvenes fotógrafos sobre los inicios de esta disciplina en el país, explorar el proceso de revelado de fotografía y acercarse a la magia de los cuartos oscuros.

Adicionalmente, la obra permite aproximarse a algunos términos fotográficos y tecnicismos. No obstante, sobre este tema, Armas plantea algo muy interesante: 

 

“El lenguaje de un fotógrafo se va armando en el tiempo, en la medida en que el fotógrafo va entendiendo cuales son los elementos en los que él se siente más identificado, más cómodo (…) aquellas cosas a las que se regresa siempre”. 

 

De este modo, La búsqueda del instante expone distintas miradas del quehacer fotográfico y resalta la libertad inherente a un arte como la fotografía. Bien lo explica Armas cuando la define como “el arte de hacer lo que te da la gana”, especialmente porque es un proceso de intuición al que se puede –o no– añadir la teoría. Esto se nota al inicio de su carrera cuando su padre Alfredo Armas Alfonzo le regaló su primera cámara y un joven Ricardo Armas tomaba fotos de lo que sea que llamara su atención, haciendo disparos espontáneos que, sin saberlo, tendrían sentido más tarde. 

 

 

“Si hay 200 fotógrafos, hay 200 entornos, hay 200 maneras de verlo”.

 

 

Su padre no sólo le dio su primera cámara, también le enseñó algo muy importante: “el valor de la imagen como representación” para preservar la memoria y hacer un futuro a partir de ella. Entonces, es curioso notar cómo ambos trabajaron de cerca en el mantenimiento de los recuerdos, pero cada uno bajo sus propias reglas y maneras, ya sea desde una editorial o desde la cámara. También hay que entender que el tratamiento de estos elementos (recuerdo y memoria) no es aislado, sino que ambos tienen una influencia tremenda sobre quiénes somos. 

De este modo es que La búsqueda del instante representa un acercamiento muy humano hacia la memoria, ya que plantea que esta no puede ser un hecho estático porque nosotros mismos no lo somos. Por ello, y en palabras de Armas, hay que “preservar la memoria sin que eso signifique que hay que preservarla tal cual es” así es como podemos descifrarla una y otra vez para comprenderla mejor. 

Para mí, esto es entender el acto de recordar como una tarea similar a ver una película varias veces y, en cada vez que la reproducimos, notar algo nuevo. 

Surge entonces una dinámica muy interesante de opuestos que se complementan. La fotografía es luz y es oscuridad, puede ser verdad y ser mentira, pero además tiene el valor de hacer permanentes breves instantes. Y, al mismo tiempo, con ese tratamiento de la memoria según Armas, la manera en la que recordamos los momentos cautivos en las imágenes probablemente nunca es la misma, aunque la foto siempre sea igual.

La búsqueda del instante es un recorrido por la vida de Armas; por sus amistades, como Luis Brito, Sofía Ímber o los miembros de El grupo; por sus proyectos, como el Manoas, La valla de Brooklyn, Los hijos de Erasmus y muchos más. 

Así, esta segunda entrega de la Colección En Foco conforma otra pieza de la fotografía venezolana explicada a través de las voces de sus protagonistas, anteriormente María Teresa Boulton -en el primer libro de la colección- y ahora por Ricardo Armas. A esta narración se le añade también la voz de la autora, Johanna Pérez Daza, quien mediante sus preguntas y posterior análisis, ofrece una obra apta para quienes tengan conocimientos -o no- de fotografía. 

Finalmente, volvamos al ‘doljabi’, un ritual ajeno a nuestra cultura, pero que me recuerda que aunque tracemos un destino o no y hagamos las elecciones que hagamos, es mágico encontrar eso que nos gusta y en lo que somos buenos. Aunque para ello, hace falta –como dice Pérez Daza al inicio del libro– dejarse seducir y rendirse con razonada convicción, con un poquito de intuición y sin perder la capacidad de asombrarnos. 

Bien podríamos pasar toda una vida en la búsqueda de ese instante, deseando escuchar el chasquido del obturador que, en este caso, no indicaría la captura de un recuerdo, sino la llegada al lugar correcto. Pero, ¿Quién sabe? Tal vez la misma búsqueda es el instante.

El retrato de un milagro: La sociedad de la nieve de J.A. Bayona

El retrato de un milagro: La sociedad de la nieve de J.A. Bayona

Por Marialejandra Díaz Vásquez

 

Las adaptaciones cinematográficas de obras literarias se producen prácticamente desde el inicio de la industria del cine. A partir de allí hasta nuestros días, es una tarea imposible enumerar la cantidad de adaptaciones del papel a la pantalla.

Entre las entregas más famosas de este año se encuentra La Sociedad de la Nieve del director español J.A. Bayona, una película que retrata lo vivido por los sobrevivientes de la Tragedia de los Andes durante los 72 días que estuvieron atrapados en la montaña. 

Esta es la adaptación de una historia real que parece sacada de un relato de ficción increíble. 

 

El filme está basado en la obra literaria del mismo título escrita por Pablo Vierci y que fue publicada en el año 2008, más de 30 años después del accidente. El texto de Vierci resulta valioso porque él mismo conocía a varios de los sobrevivientes ya que habían sido compañeros en el colegio católico Stella Maris en Uruguay. 

Portada del libro de Vierci

Vierci dedicó varias décadas a la escritura de esta obra. Un año después del regreso de los sobrevivientes, el escritor comenzó a recoger los testimonios tanto de ellos como de sus familiares. No sólo construyó este relato con base en las voces de quienes regresaron de la montaña, también pudo recordar a quienes no. 

 

Un director con una visión colectiva

 

La inspiración de J.A. Bayona para llevar a cabo esta adaptación cinematográfica surge justamente tras haber leído la obra de Vierci. Bayona, también director de Lo imposible (2012), adquirió los derechos del libro después de filmar esa película y comentó que, de hecho, el título de Lo Imposible fue sacado del libro de La Sociedad de la Nieve. 

 

De izquierda a derecha: Matías Recalt (interpreta a Roberto Canessa), J.A. Bayona y Agustín Pardella (Fernando Parrado) (Foto de Netflix)

 

El rodaje de La Sociedad de la Nieve duró 4 meses, con jornadas de más de diez horas y en tres lugares distintos. Antes de eso, se grabaron más de 100 horas de entrevistas de los sobrevivientes y sus familias. La película está grabada completamente en español, con un reparto principal uruguayo y argentino que estuvo en contacto con los verdaderos personajes y sus familiares. 

Esta producción representó un reto por muchísimas razones. Entre ellos, las adversidades de grabar en la montaña, la pérdida de peso de los protagonistas y la recogida de muchos testimonios. Cada una de esas dificultades con un motivo: durante una entrevista, Bayona citó a Vierci explicando que ¡Viven! es lo que pasó, pero La Sociedad de la Nieve es lo que les pasó (a quienes sobrevivieron y a quienes no). Es por eso que esta película tiene un enfoque mucho más humano y sentimental de un hecho que se ha contado miles de veces, y del que, en ocasiones, sólo se resalta lo grotesco de la situación.

 

La trama de la película

 

La Sociedad de la Nieve se estrenó el 13 de diciembre de 2023 en Uruguay, pero fue en enero de este año que llegó a Netflix, alcanzando más de 50 millones de reproducciones durante las dos semanas siguientes a su estreno. 

Imagen del rodaje de la película (Foto de: Quim Vives/Netflix)

La historia tiene como narrador a Numa Turcatti (Enzo Vogrincic), quien fue el último en morir. Turcatti sobrevivió 60 días en la montaña; falleció el 11 de diciembre de 1972, sólo diez días antes del rescate. Algo característico de la trama es que, al igual que Numa, cada personaje termina siendo relevante y se hace énfasis en quienes fallecieron, recordando cada uno de sus nombres y su participación en los días que estuvieron atrapados en los Andes. 

Roberto Canessa (Matías Recalt) y Fernando Parrado (Agustín Pardella) juegan un papel muy importante en la historia: ellos cruzaron los Andes durante 10 días para buscar ayuda. Además, Canessa era estudiante de medicina en aquel momento, así que atendió a los heridos y asistió durante sus últimos días de vida a quienes no sobrevivieron al accidente.

La película está llena de momentos impactantes y conmovedores. Algunos de ellos son el ingenio de Roy Harley -quien arregló la radio por la que los sobrevivientes a la caída del avión escucharon sobre la suspensión de su búsqueda-, la dura labor de los primos Strauch, el humor de Carlos Páez y la actitud de Gustavo Zerbino cuando llegó el rescate.

La resiliencia de Fernando Parrado fue otra de las historias increíbles dentro de la tragedia. Parrado, quien incluso había sido dado por muerto y perdió a su hermana y a su madre en el accidente, se dedicó a entrenar físicamente para salir de la montaña, buscar ayuda y volver por el resto de sus compañeros. 

Canessa (Matías Recalt) y Nando (Agustín Pardella) (Foto de Netflix)

Todos estos son datos reales obtenidos de los testimonios de los sobrevivientes para ser plasmados en la película. Aquellas escenas tan entrañables son las que hacen de La Sociedad de la Nieve una película distinta que permite al espectador dar un nombre y un rostro a cada una de las víctimas del accidente. Adicionalmente, en el largometraje hay cameos de algunos de los sobrevivientes y se recrean exactamente algunas de las famosas fotografías reales de la tragedia. 

Izquierda: foto real tomada por uno de los sobrevivientes. Derecha: La Sociedad de la Nieve de J.A. Bayona

Otras adaptaciones

De izquierda a derecha: Supervivientes de los Andes (1976), Alive (1993) y La Sociedad de la Nieve (2023)

La lista de películas, libros e investigaciones sobre la Tragedia de los Andes es bastante larga. De hecho, esta situación de obra literaria adaptada a la gran pantalla ocurrió en varias oportunidades. Tal es el caso de ¡Viven! (1974) de Piers Paul Read, cuya película se estrenó en 1993 y estuvo dirigida por Frank Marshall, o Survive! (1973) de Clay Blair, llevada al cine mexicano por René Cardona en 1976 con el nombre de Supervivientes de los Andes

 

La tragedia considerada milagro

 

Podría hablarse por largas horas acerca de este hecho histórico que, incluso después de 50 años, continúa impactando a quienes conocen sobre él. Por eso, hay tanto contenido al respecto; como libros de los mismos sobrevivientes e infinitas entrevistas. Sin embargo, lo cierto es que esta entrega de Bayona es un buen ejemplo de una adaptación sobre una historia compleja y profundamente cruda desde el respeto y con muchísimo cuidado. Llegó a convertirse en algo más que una película, recordando de nuevo a todas las víctimas de aquel accidente y la increíble historia de los sobrevivientes que soportaron más de tres meses en condiciones tan adversas.

El largometraje no sólo es valioso en cuanto a este sentido emocional –que incluso los familiares de los pasajeros han comentado que representó un cierre para ellos–, también creó espacios para reflexionar sobre distintos temas en torno a aquel suceso; como el sensacionalismo y la actitud de la prensa; la información interesante y anécdotas por contar; el complicado duelo que enfrentaron todos los involucrados; entre muchos otros tópicos.

“No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos” últimas palabras de Numa Turcatti.

La Sociedad de la Nieve y la Tragedia de los Andes no son sólo la historia de lo que unas personas hicieron para poder sobrevivir. Es un hecho mucho más profundo que eso. Esta es una historia sobre demasiadas cosas, entre ellas, la resiliencia, la amistad, y todo lo que estamos dispuestos a dar por el bien de otras personas. 

“Un milagro en el páramo”, una obra para todos

“Un milagro en el páramo”, una obra para todos

Texto de Victoria Velutini

 

Los libros infantiles son una gran manera de incentivar el aprendizaje de los niños (y también de los adultos). Se ha recalcado a lo largo de los estudios pedagógicos que mientras más temprano se comience con la lectura, más fácil será para los futuros estudiantes desarrollar habilidades cognitivas, fomentar la buena ortografía y mejorar la dicción. No obstante, las enseñanzas de la literatura superan lo meramente práctico e impulsan el sentido de pertenencia de un colectivo, lo informan sobre la cultura y la idiosincrasia de sus alrededores, así como de tierras más allá de sus fronteras y también genera autoconciencia, es decir, permite que el individuo pueda verse a sí mismo y, por lo tanto, tener una mejor relación con su otro.

 

Todas estas lecciones son conseguidas en la reciente publicación del libro infantil, ilustrado por Clara de Lima, de la autora venezolana Sofía Avendaño: Un milagro en el páramo (2023). Además de ser un ejemplar estéticamente precioso, la obra carga textualmente un significado profundo y exalta el imaginario del venezolano, al igual que devela la devoción que tiene el pueblo de nuestro país en figuras excepcionales, que luego realizarían milagros y que posteriormente se convertirían en santos. El libro, editado por abediciones e impreso por Gráficas LAUKI, cuenta con cuarenta y dos páginas y es de una dimensión bastante pequeña, por lo que es ideal para llevarlo consigo.

Portada del libro

 

Un milagro en el páramo trata sobre un niño, Carlitos, que ha perdido a sus padres y se va a vivir con su abuela Rosa Isabel a una casita en medio del páramo merideño. En Mérida, Carlitos disfruta de la cálida presencia de su abuela, de sus preparaciones reconfortantes y la manera en la que podía ser estando con ella. Un día, la abuela de Carlitos despierta con malestar y no puede hacer todas las actividades que solía realizar con él, apenas puede levantarse de la cama. Preocupado por la salud de su abuela, Carlitos le pide con fuerza a Dios que le permita quedarse con él por el gran miedo que siente al pensar en perderla. Entonces, aparece ante él, como si fuese un sueño, el Dr. José Gregorio Hernández. Las conversaciones que entabla con el beato iluminan a Carlitos sobre el sentido de la vida y lo enseña a apreciar lo que tiene, a la vez que lo ayuda a refugiarse en la memoria. José Gregorio, enviado de Dios, promete curar a la abuela de Carlitos, mas, a cambio, dice al niño que jamás debe perder la fe, creer fervientemente incluso en lo que parece imposible. Así, a la mañana siguiente, Carlitos encuentra que su abuela ha regresado a ser la de siempre y, ahora, guarda en su corazón la figura de un doctor con “aspecto severo, pero ojos gentiles” caminando sobre las colinas del páramo.

 

La secuencia de diálogo está muy bien lograda, ya que el lector no encuentra ninguna parte de la historia tediosa ni tampoco es difícil seguir el ciclo de la narración, es más, aprende algo nuevo sobre la vida del beato, pues también hay elementos biográficos en el relato. La ilustración de Un milagro en el páramo es un gran aliado para la lectura infantil, ya que permite que los niños tengan referentes inmediatos de un paisaje que, si nunca han visitado Mérida, no saben cómo luce. El pincel digital utilizado para crear estas imágenes asemeja el trazo de un lápiz y, por alguna razón, hace del producto editorial algo más cercano, además, la paleta de colores destinada para ello –entre el azul y el coral– evoca el frío del Páramo y, al mismo tiempo, la calidez del merideño.

 

La obra, ha de mencionarse, no debería encasillarse en la categoría de “literatura infantil” –no que esta sea peyorativa– pero nos referimos a que es un ejemplar que tiene el potencial para pertenecer a lectores de diversas edades, puesto que, creemos, es un relato que puede conmover a muchos. Un milagro en el páramo es un libro que cumple con aquellos dotes más allá de la practicidad que otorgábamos a la literatura al principio del texto, puesto que informa sobre aspectos culturales del país, refuerza valores como la empatía y la individualidad y también reúne a sus lectores en la más fuerte convicción de que creer también es poder.

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