Acceder Implicaciones de la edición digital y de la autopublicación - ABediciones

Ricardo Tavares Lourenço

Profesor de Letras y Comunicación Social

 

El surgimiento de libros digitales ha suscitado desde hace tiempo un debate entre los editores, pues la estructura de costos cambia y la valoración del contenido sobre el continente queda en entredicho. Así describe esta situación Frania Hall:

La edición educativa enfrenta desafíos específicos para el futuro. El mercado está acogiendo a la tecnología, pero el costo es un problema y el precio puede ser una barrera. Como en el mercado académico, el mercado educativo también enfrenta las críticas de que la educación debería estar disponible de manera gratuita, y hay una resistencia a la escalada de precios. Los nuevos participantes en el mercado están alejándose de los libros impresos y cambiando el costo base del sector. Las editoriales han tenido que reinventar su papel, acercarse más al sector y modificar la manera en que trabajan con sus clientes. Sin embargo, algunas argumentan que los productos digitales todavía son muy limitados en alcance y aún no se explotan completamente las posibilidades de la tecnología digital. Tanto el sector como las editoriales deberán trabajar juntos para crear los productos digitales del futuro. (El negocio de la edición digital, México, FCE, 2014, pp. 189-190)

Con base en estos antecedentes, organicé un debate entre mis estudiantes de Letras, grandes consumidores de libros por excelencia y futuros profesionales en el área. Para ello, les suministré tres preguntas que Frania Hall formula al final del capítulo citado, para estimular la discusión en un foro del curso Producción y Edición de Libros.

¿Qué clase de repercusiones tendrá el sistema de creación de contenidos en dispositivos móviles en la edición tradicional de libros de texto?

A pesar de su juventud y quizá por la naturaleza de su carrera, tienen apego al libro impreso no solo por ser un elemento tangible que conecta con los sentidos, sino porque favorece la comprensión y retención de la información al no haber distractores. Incluso un alumno considera que el libro en físico es parte de la base memorística de la humanidad. Con todo, aceptan que la digitalización de los productos editoriales es inevitable y hasta necesaria, pues potencia su difusión a todas partes y reduce costos. Coinciden en que la presentación de los contenidos cambia notablemente en el formato digital, pues se deben incluir elementos multimedia, hipervínculos y también redactar bajo el modelo de pirámide invertida, lo cual se ajusta al modo de leer en pantalla. Concluyen que los formatos impreso y digital deben retroalimentarse, para brindar alternativas atractivas a los lectores y lograr potenciar el peso del libro impreso. En otras palabras, asumen que los formatos digitales pueden enganchar al lector y animarlo a adquirir la versión en físico después.

¿Crees que los estudiantes que han invertido en tabletas y computadoras portátiles esperan que el precio del contenido baje, y de ser así, cómo pueden responder las editoriales?

Ante esta pregunta, admiten que todo estudiante querrá adquirir libros digitales a bajo costo, incluso obtenerlos gratis. Sin embargo, proponen que las editoriales establezcan métodos de pago atractivos como la suscripción o el bundle. Asimismo, sugieren que las editoriales incursionen en este campo y editen textos tan atractivos que el lector sienta que ha valido la pena comprarlos. Pero advierten que la distribución ilegal de los libros digitales puede perjudicar la sostenibilidad de las editoriales y desamparar al escritor en el reconocimiento de sus derechos de autor, por lo que recomiendan implementar ciertos controles.

¿Qué tan generalizada es la amenaza de los materiales autopublicados para las editoriales?

Aquí consideran que un autor que se autopublica lo hace para darse a conocer, lo cual puede llevarlo a que una editorial decida publicarle su obra, y también porque puede obtener mayor margen de ganancia. Sin embargo, los estudiantes no ven la autopublicación como amenaza. De hecho, argumentan que las editoriales brindan unos filtros que le otorgan valor añadido a la obra, al punto de que aprecian más los textos académicos si son publicados en ellas. Concluyen que ambas modalidades, aunque luzcan antagónicas, no solo coexisten, sino que se retroalimentan, y ello empuja a las editoriales a reinventarse.

Este es el balance: los futuros licenciados en Letras se inclinan por el libro impreso, pues al pasar por los filtros editoriales ganan en calidad, pero admiten que el libro electrónico y la autoedición se han consolidado, porque tienen mayor difusión, menores costos y brindan la oportunidad de escritores noveles a darse a conocer. Así, las editoriales están llamadas a renovarse, y más ahora que el prolongado confinamiento provocado por la pandemia de la COVID-19 nos ha empujado a leer y a escribir en pantalla como nunca antes.

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