Por Marialejandra Díaz Vásquez

 

Hay una tradición coreana muy famosa llamada ‘doljanchi’ o ‘doljabi’ que se realiza en el primer cumpleaños de los bebés. La ceremonia consiste en presentarle a los niños una serie de diferentes objetos para que escojan uno de ellos, esa elección servirá para predecir su futuro. Generalmente se colocan cosas como un ovillo de lana, que significa una larga vida, o una bolsita de monedas para representar la riqueza. También puede haber objetos referentes a algunas profesiones, como un estetoscopio, un micrófono, un mazo de juez o, quizás, una cámara. 

Sin duda esto es algo en lo que pensé mientras leía La búsqueda del instante, el segundo libro de la Colección En foco del Archivo de Fotografía Urbana y abediciones, escrito por Johanna Pérez Daza y que, en esta oportunidad, se trata de una entrevista al fotógrafo Ricardo Armas. 

La obra recoge diferentes anécdotas de la vida y carrera profesional de Armas. Todo esto en un verdadero formato de bolsillo que no le quita nada al contenido del libro y que, más bien, le añade ese valor de poder llevarlo a cualquier lugar con la garantía de que, sin importar la página en la que se abra, el lector se sentirá como si estuviera en aquella sala junto a la entrevistadora y el entrevistado.  

Por supuesto, ya que la Colección En Foco gira en torno a la fotografía venezolana y sus expositores, Armas señala varios momentos y nombres importantes de los años 70 y durante su carrera. Entonces, el libro adquiere ese valor informativo que sirve para ilustrar a jóvenes fotógrafos sobre los inicios de esta disciplina en el país, explorar el proceso de revelado de fotografía y acercarse a la magia de los cuartos oscuros.

Adicionalmente, la obra permite aproximarse a algunos términos fotográficos y tecnicismos. No obstante, sobre este tema, Armas plantea algo muy interesante: 

 

“El lenguaje de un fotógrafo se va armando en el tiempo, en la medida en que el fotógrafo va entendiendo cuales son los elementos en los que él se siente más identificado, más cómodo (…) aquellas cosas a las que se regresa siempre”. 

 

De este modo, La búsqueda del instante expone distintas miradas del quehacer fotográfico y resalta la libertad inherente a un arte como la fotografía. Bien lo explica Armas cuando la define como “el arte de hacer lo que te da la gana”, especialmente porque es un proceso de intuición al que se puede –o no– añadir la teoría. Esto se nota al inicio de su carrera cuando su padre Alfredo Armas Alfonzo le regaló su primera cámara y un joven Ricardo Armas tomaba fotos de lo que sea que llamara su atención, haciendo disparos espontáneos que, sin saberlo, tendrían sentido más tarde. 

 

 

“Si hay 200 fotógrafos, hay 200 entornos, hay 200 maneras de verlo”.

 

 

Su padre no sólo le dio su primera cámara, también le enseñó algo muy importante: “el valor de la imagen como representación” para preservar la memoria y hacer un futuro a partir de ella. Entonces, es curioso notar cómo ambos trabajaron de cerca en el mantenimiento de los recuerdos, pero cada uno bajo sus propias reglas y maneras, ya sea desde una editorial o desde la cámara. También hay que entender que el tratamiento de estos elementos (recuerdo y memoria) no es aislado, sino que ambos tienen una influencia tremenda sobre quiénes somos. 

De este modo es que La búsqueda del instante representa un acercamiento muy humano hacia la memoria, ya que plantea que esta no puede ser un hecho estático porque nosotros mismos no lo somos. Por ello, y en palabras de Armas, hay que “preservar la memoria sin que eso signifique que hay que preservarla tal cual es” así es como podemos descifrarla una y otra vez para comprenderla mejor. 

Para mí, esto es entender el acto de recordar como una tarea similar a ver una película varias veces y, en cada vez que la reproducimos, notar algo nuevo. 

Surge entonces una dinámica muy interesante de opuestos que se complementan. La fotografía es luz y es oscuridad, puede ser verdad y ser mentira, pero además tiene el valor de hacer permanentes breves instantes. Y, al mismo tiempo, con ese tratamiento de la memoria según Armas, la manera en la que recordamos los momentos cautivos en las imágenes probablemente nunca es la misma, aunque la foto siempre sea igual.

La búsqueda del instante es un recorrido por la vida de Armas; por sus amistades, como Luis Brito, Sofía Ímber o los miembros de El grupo; por sus proyectos, como el Manoas, La valla de Brooklyn, Los hijos de Erasmus y muchos más. 

Así, esta segunda entrega de la Colección En Foco conforma otra pieza de la fotografía venezolana explicada a través de las voces de sus protagonistas, anteriormente María Teresa Boulton -en el primer libro de la colección- y ahora por Ricardo Armas. A esta narración se le añade también la voz de la autora, Johanna Pérez Daza, quien mediante sus preguntas y posterior análisis, ofrece una obra apta para quienes tengan conocimientos -o no- de fotografía. 

Finalmente, volvamos al ‘doljabi’, un ritual ajeno a nuestra cultura, pero que me recuerda que aunque tracemos un destino o no y hagamos las elecciones que hagamos, es mágico encontrar eso que nos gusta y en lo que somos buenos. Aunque para ello, hace falta –como dice Pérez Daza al inicio del libro– dejarse seducir y rendirse con razonada convicción, con un poquito de intuición y sin perder la capacidad de asombrarnos. 

Bien podríamos pasar toda una vida en la búsqueda de ese instante, deseando escuchar el chasquido del obturador que, en este caso, no indicaría la captura de un recuerdo, sino la llegada al lugar correcto. Pero, ¿Quién sabe? Tal vez la misma búsqueda es el instante.

X