Por Zulay Álvarez.

Es una inquietante pregunta que nos pone a reflexionar y que, quizás, muchos venezolanos, amantes de la libertad, se la están formulando y que Andrés Cañizales nos responde, junto a muchas otras, en La democracia desmantelada. Aproximaciones a las desdemocratización de Venezuela

En esta publicación, editada por abediciones, nos presenta en crónicas separadas, pero que en conjunto narran lo que significó para Venezuela la salida de la dictadura en 1958 y la entrada a la democracia; sus protagonistas, la situación del país para entonces, los triunfos y los fracasos del modelo occidental exitoso en otras latitudes.

Sus líneas permiten reflexionar sobre el cambio que vivió Venezuela a partir de la llegada de Hugo Chávez a la presidencia en 1999 y de cómo se creó una sociedad “chavista” que recicló a líderes opositores de Acción Democrática y COPEI, militantes de la vieja izquierda, militares nacionalistas y el pueblo con sus diferentes clases sociales.  Dando forma a una ideología basada en la idolatría del máximo líder y sustentada por fuertes tendencias socialistas, la cual tuvo como punta de lanza el Pacto de Punto Fijo.

Al hablar de desdemocratización, el autor se refiere a la historia de Venezuela que precedió la llegada del “Comandante” en 1998 y el análisis de los aspectos relevantes que propiciaron un escenario perfecto para la victoria de la nueva corriente ideológica.

Nuestro país, en la actualidad, experimenta un retroceso en todos los órdenes, colocándolo a la par de países en guerra como Yemen o Sudan; y en las últimas posiciones de cualquier indicador relacionado con el desarrollo democrático o devastación económica.

¿Acaso la causa es el fracaso del sistema democrático?  ¿O la mala ejecución de políticas públicas? Quizás la responsabilidad recae sobre estos líderes demagogos que después de llegar al poder se centran en dar forma al Estado según su conveniencia, tal como ocurrió en el siglo XIX.

Hoy Latinoamérica vive una crisis democrática o una desdemocratización, ya que los factores no difieren tanto de nuestra realidad, como dice la investigadora Kaptein y Converse:

“¿De qué sirve la libertad si no se tiene salud o alimentos?”

Como quien dice, todavía queda mucha tela que cortar, pues las élites políticas e intelectuales juegan un papel fundamental en esta situación.  Su complicidad relacionada con el poder de turno, la indiferencia hacia una sociedad cada vez más desigual y completamente sordos a las señales de descontento que emitió el pueblo, abonaron el camino al “personaje más nefasto” de nuestra historia contemporánea, con las consecuencias que hoy vivimos.

La lectura de Andrés Cañizales: La democracia desmantelada. Aproximaciones a las desdemocratización de Venezuela, nos llena de esperanza, pues nos plantea que si bien está terriblemente herida, la democracia, todavía no ha muerto.

 

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