Meryi Isabel Barreto.

 

Cada uno de nosotros ha contado con la suerte, en algún momento, de apreciar la experiencia de la lectura sosteniendo un libro y descubriendo, a través de sus páginas, una serie de relatos, detalles e información que nutren nuestra imaginación y amplían los conocimientos acumulados, aún cuando pensemos que simplemente leemos por placer.

Pero los libros, que contienen maravillosas historias y cuentos increíbles, poseen su propio relato acerca de cómo fueron elaborados y en qué momento de la historia ofrecieron la posibilidad de que esta fuese escrita.

Para explicar el origen de los textos y libros, debemos tener muy en cuenta que el hombre siempre ha tenido la necesidad de comunicarse, y en su búsqueda de maneras de entender y compartir sus ideas y de narrar la historia de sus sociedades, hallaron que podían plasmar dibujos y símbolos en varias superficies como rocas o madera, utilizando tintas de plomo. Esta técnica fue modificada gradualmente hasta que, en la antigua Mesopotamia, aproximadamente en el IV milenio a. C., se dio origen al que hasta ahora es conocido como el primer libro de la historia. 

El primer libro conocido en la historia de la civilización tuvo su origen en la población de Sumeria, considerada, casualmente, como la primera civilización del mundo. El objeto estaba conformado por una cubierta de tablillas de arcilla que ofrecían la función de soporte durante la escritura, y contenía algunas láminas de pergamino, por lo que su apariencia era bastante cercana a la que poseen hoy los libros y novelas.

Este histórico libro fue elaborado con propósitos económicos, pues respondía a la necesidad de comunicar a las distintas poblaciones y permitir los acuerdos de comercio entre grandes civilizaciones como Persia, Hatti y Egipto, y en esta última, ya hacia el siglo VII a. C., evolucionaron su composición, reemplazando el pergamino por el papiro, que permitía una mayor permanencia de la tinta y ofrecía la posibilidad de realizar los trazos en ambos lados del papel. 

Una vez que notaron la utilidad de esta técnica, los pensadores de las distintas civilizaciones la adoptaron para plasmar en estas tablillas y páginas de papito, la historia y los estilos de vida de la época, convirtiendo a estos objetos en un componente importante de la historia y de su evolución.

Desde ese periodo hasta la actualidad, las formas y técnicas de escritura y de elaboración de libros han cambiado constantemente, por lo que hoy tenemos diversas maneras de acceder a novelas, cuentos e historias de numerosas presentaciones como libros de colección, libros de bolsillo, o incluso libros electrónicos, y en cada una de sus distintas formas, los libros son para nosotros una fuente de entretenimiento, un lugar para la reflexión, un lugar de información y un espacio donde nos comunicamos con nuestras propias convicciones.

Desde hace algunos años, el libro se ha convertido en un importante elemento cultural, en un medio para conservar y contar la historia y, además, en un factor clave en el crecimiento personal e intelectual de cada uno de nosotros. Por ello, con el propósito de elogiar este maravilloso artefacto, surge la celebración del día del Libro, conmemorado internacionalmente el 23 de abril de cada año, y que origina una serie de festivales, foros y actividades donde las instituciones educativas y fundaciones involucradas, promueven los hábitos de lectura y recalcan la relevancia que tuvo este objeto a lo largo de la historia.

 

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