De «Venezuela 2015: Economía, política y sociedad» a  «Sobre las sanciones en Venezuela».  Diez libros en una década

De «Venezuela 2015: Economía, política y sociedad» a «Sobre las sanciones en Venezuela». Diez libros en una década

Ronald Balza Guanipa

Decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales

 

 

abediciones ha puesto en su página web, para descarga gratuita en la sección de Economía, diez libros colectivos en cuya coordinación he participado. Estos volúmenes, que se suman a las variadas colecciones que ha ofrecido la UCAB a través de diferentes canales desde su fundación, pueden encontrarse ahora reunidos con motivo de cumplirse una década de la publicación del primero, Venezuela 2015: Economía, política y sociedad. El título de este primer libro resume la orientación que tiene en común con los demás: resaltar la importancia de la pluralidad, la especialización y la interdisciplinariedad en el estudio de problemas comunes, en un espacio y tiempo determinados. En su Prólogo, el Padre José Virtuoso, entonces Rector de la UCAB, lo explicaba del siguiente modo:

 

Los autores analizan nuestro problema económico desde distintos ángulos, brindándonos un enfoque multidimensional de los distintos aspectos que debe abordar una reforma integral de la economía del país. Además del tratamiento de los temas estrictamente económicos (controles, ajustes, finanzas, petróleo, productividad, crecimiento y desarrollo) se aborda el complejo tema de la institucionalidad para hacer sostenible las reglas de juego claras, el impacto sobre el mundo del trabajo, la relación entre políticas sociales y economía, las protestas sociales y su relación con la crisis económica. Se ofrece pues una visión de la complejidad de la crisis y de las dimensiones que debe tener una reforma de carácter estructural.

 

En este primer libro colaboraron autoras y autores de distintas profesiones y ocupaciones, algunos asistentes a una conversación celebrada en Caracas el 16 de julio de 2014 por invitación del Rector. Una vez recibidas las contribuciones, la  Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) contó con el apoyo institucional de la Fundación Konrad Adenauer (FKA) para su publicación y difusión. Posteriormente, la colaboración entre coordinadores y coordinadoras de diferentes profesiones y organizaciones permitió sumar perspectivas diferentes, siendo posible que, en algunos casos, la UCAB promoviera la discusión pública conjuntamente con la Academia Nacional de Ciencias Económicas (ANCE), el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) y la Agencia de Promoción de Inversiones de Venezuela (CONAPRI).

 

 

Aunque cada libro se dedica a un asunto en particular, comparte con los demás un aspecto esencial: en todos se reconoce la diversidad de puntos de vista y de problemas relacionados, que hacen imposible un tratamiento exhaustivo de cada tema e indeseable el aislamiento al que puede conducir la incomunicación entre especialistas. En el Prólogo de Después de la hiperinflación: estudios sobre el dinero en Venezuela, Gustavo García, Vicerrector Administrativo de la UCAB, explicó este criterio del siguiente modo:

 

El dinero y su significado no pueden ser, especialmente en contextos como el actual, del dominio exclusivo de los economistas y su análisis exige miradas desde perspectivas complementarias como la psicológica, la sociológica y la antropológica… En nuestra Venezuela hay mucho más en juego que solo los montos y medios a través de los cuales intercambiamos dinero. Los significados y valoraciones de aspectos relacionados con el valor del trabajo, la acumulación de riqueza o la confianza en el otro parecen estar siendo sometidos a un proceso de reconfiguración y, con ello, dando lugar a formas distintas de relacionarnos con los demás.

 

Cada libro pretende ser parte de una discusión. En la página web Actualidad Económica, de la Escuela de Economía, pueden encontrarse artículos y grabaciones de foros organizados en torno a Petróleo y extractivismo en Venezuela: Estado, propiedad y diversificación y a Propuestas para el Presente y el Futuro de la Economía en Venezuela, que permitieron profundizar en aspectos apenas tratados en los libros. Entre ellos, destaca un punto que sólo había sido mencionado en el Prólogo de Petróleo y extractivismo… por el Padre Arturo Peraza, entonces Vicerrector de Extensión Guayana y hoy Rector de la UCAB:

 

El extractivismo depredador se caracteriza porque se extraen recursos generando daños (de orden medio ambiental, laboral, social e incluso político) sin proporcionar ningún tipo de desarrollo. Su mejor expresión son los pueblos mineros del oro en Guayana… Este sistema gesta un modelo de relación de trabajo que se aproxima al sistema esclavista, con niveles importantes de explotación no solo de hombres sino de niños, niñas, mujeres, observándose prácticas de trata, explotación y abuso sexual incluso de menores.

 

Todos los libros fueron coordinados teniendo en cuenta múltiples audiencias. En su Prólogo a los libros Guayana I: Instituciones y organizaciones y Guayana II: Población y ambiente, Rafael Estrada, para la fecha Vicerrector de la Extensión, comentó que:

 

… La intención general de… la presente obra cumple con dos propósitos claves: uno, referido a ofrecer información valiosa que sirva de materia prima a los planificadores y organizaciones sociales públicas y privadas interesadas y comprometidas con la construcción de un modelo de desarrollo sostenible para la región Guayana. Y otro, que mira más a lo interno de la Universidad y su propio proceso de planificación estratégica, que se nutre de sus funciones sustantivas en materia de docencia, investigación y extensión.

 

Todos los libros están escritos para el presente y para el futuro, para la región, el país y el mundo y, por supuesto, para la propia Universidad. Como otros libros de la valiosa colección de abediciones, estos volúmenes ofrecen destellos de discusiones en puertas de eventos históricos relevantes. Por ejemplo, Venezuela 2015… fue compilado el mismo año que se diseñó la primera Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI), como alternativa ante la interrupción de la publicación de cifras oficiales. Fragmentos de Venezuela, 20 Escritos sobre economía, fue impreso el mismo año que comenzó la hiperinflación. El mundo del trabajo: miradas desde Venezuela, fue difundido en línea a través de El Ucabista durante el primer año de confinamiento por la pandemia del COVID-19. Propuestas para el Presente y el Futuro de la Economía en Venezuela y Gas natural en Venezuela: incentivos, regulación y transición energética, fueron preparados meses antes de las elecciones presidenciales de 2024. Sobre las sanciones en Venezuela se completó meses después, en un contexto de incertidumbre y creciente violencia en Venezuela y fuera de ella, cumplida una década de la primera sanción mencionada en el libro.

 

Reunimos y ofrecemos estos trabajos para descarga gratuita porque creemos que serán de provecho para quienes quieran conocer estos años de nuestra historia. Citando el cierre de la Presentación de El mundo del trabajo…, coordinado con Magaly Vásquez y Clemencia Abad, Secretaria de la UCAB y Directora de la Escuela de Ciencias Sociales, respectivamente, los compartimos como un aporte al reconocimiento de

 

… las capacidades que seguimos construyendo en nuestras universidades para entender lo que nos acontece en lo inmediato a nuestro tiempo y espacio… Precisamente por las razones esbozadas, agradecemos a cada autor por escribir. Mantenemos este espacio abierto a quienes deseen dar continuidad a la hermosa dedicación que requiere entender. ¿No es esa la intención de la labor de las universidades?

 

 

Libros para descarga gratuita, disponibles en la página de ABediciones

 

Balza, R. [Coord.] (2015) Venezuela 2015: Economía, política y sociedad, UCAB/FKA, Publicaciones UCAB

 

Balza, R. [Coord.] (2015) Guayana I: Instituciones y organizaciones, UCAB/FKA, Publicaciones UCAB

 

Balza, R. [Coord] (2016) Guayana II: Población y ambiente, UCAB/FKA, Publicaciones UCAB

 

Balza, R. y H. García [Coord.] (2017) Fragmentos de Venezuela, 20 Escritos sobre economía, UCAB/FKA/ANCE, ABediciones

 

Abad, C., R. Balza y M. Vásquez [Coord.] (2020) El mundo del trabajo: miradas desde Venezuela, UCAB/FKA, ABediciones

 

Balza, R., R. Key y L. Zambrano [Coord] (2021) Petróleo y extractivismo en Venezuela: Estado, propiedad y diversificación, UCAB/IESA, ABediciones

 

Balza, R., M. A. Paublini, F. Spiritto y A. Schwarzbauer [Coord], (2022) Propuestas para el Presente y el Futuro de la Economía en Venezuela, UCAB/FKA,, ABediciones

 

Balza, R. y O. Felizzola [Coord] (2023) Gas natural en Venezuela: incentivos, regulación y transición energética, UCAB/IESA, ABediciones

 

Balza, R., U. Garay y M. Goncalves [Coord.] (2024) Después de la hiperinflación: estudios sobre el dinero en Venezuela, UCAB/IESA, ABediciones

 

Balza, R. [Coord.] (2024) Sobre las sanciones en Venezuela (Traducido al inglés como On Venezuela-Related Sanctions), UCAB/CONAPRI, ABediciones

 

Foros y artículos adicionales en la página de la Escuela de Economía

Crónica desde el Ávila: «EL PACIFICADOR»

Crónica desde el Ávila: «EL PACIFICADOR»

Escrito por: Cardenal Baltazar Porras Cardozo

 

Es imposible interpretar mejor la realidad social actual sin un estudio serio de la historia. Nadie puede saber verdaderamente quién es y qué pretende ser mañana sin nutrir el vínculo que lo une con las generaciones que lo preceden. Estudiar y narrar la historia ayuda a mantener encendida la llama de la conciencia colectiva. Estamos en un cambio de época en el que no resulta fácil situarse, pues los valores que le daban sustento a la vida social resultan insuficientes o ignorados.

 

La literatura hoy día es considerada como algo no esencial. Sin embargo, “la literatura surge de la persona en lo que éste tiene de más irreductible, en su misterio. Es la vida, que toma conciencia de sí misma cuando alcanza la plenitud de la expresión, apelando a todos los recursos del lenguaje”. Más allá del valor intrínseco de obras como El Quijote o Cien años de soledad, para no citar sino a dos obras de relieve universal, nos ponen ante la visión de la vida, con un profundo sentido crítico que, más allá de lo novelesco, es motivo de reflexión para lo que estamos viviendo. Lamentablemente, la ignorancia o mejor el desprecio a ejercer el discernimiento de la vida y cotejarlo con los valores que mueven la existencia no parece ser una de las mejores virtudes de hoy.

 

Cayó en mis manos la novela El Pacificador de Francisco Suniaga que la devoré con fruición tanto por el autor como por asumir como personaje central al mariscal Pablo Morillo al frente de la mayor expedición militar desplegada por el imperio español para intentar pacificar y devolver a la corona española el dominio de las tierras rebeldes del Caribe. Es apasionante la lectura de esta novela histórica, hecha con primor en varios años de intenso trabajo e insomnios robados al descanso. Suniaga tiene no solo el dominio del lenguaje al que hay que añadir esa pisca de misterio y de suspenso que tiene cada una de sus páginas.

 

El contraste entre la mentalidad de un peninsular que nunca había tenido contacto con el nuevo mundo, el imaginario diálogo que atraviesa toda la obra con Francisco Miranda en La Carraca nos sitúa ante el drama de encontrar solución a la identidad de un pueblo, el del nuevo mundo, y su relación con la metrópoli que tampoco tenía muy clara la visión de si se trataba de una colonia, de unos súbditos iguales a los peninsulares o algo distinto. La independencia se plantea como una búsqueda de solución a algo que no podía continuar, pero del que no se tenía una respuesta clara ni por los patriotas ni por los peninsulares.

La falta de perspectiva histórica nos lleva a pensar que lo que hoy llamamos Venezuela era tal a comienzos del siglo XIX. Nada más falso, la unidad geopolítica de la Capitanía General de Venezuela no se correspondía con la realidad cultural de entonces. El oriente y Guayana no eran Venezuela, tenían otra historia de siglos. Igual con los Andes y parte del occidente más ligados a la Nueva Granada. Los llanos eran territorio ignoto para los que vivían en la cornisa costera. Miranda era visto como extranjero por los suyos. Arismendi y Mariño, Piar y Bermúdez no tenían argumentos válidos para someterse a Bolívar que representaba otros intereses. Fueron pocos los caudillos de los Andes que se sumaron a la causa patriota, la mayor parte de ellos reinosos. Bolívar no las tuvo todas consigo, pues el pasado de su familia, principalmente de su padre, no generaba adhesiones. Preferible era ser súbdito del rey y no de quienes se habían aprovechado de su prosapia en beneficio propio y no de la gente. Páez representa el temperamento indómito e independiente que actuó con arrojo y temeridad a favor de la causa republicana.

 

El cambio anímico y táctico militar de Pablo Morillo es propio del choque inevitable de dos mentalidades y de las barbaridades que trajo consigo la guerra a muerte, en la que de ambos bandos se cometieron tropelías en las que la justicia, el derecho, el respeto a la vida no contaba. Esta novela se me antoja una parábola en acción; es un espejo de la Venezuela que vivimos hoy en la que el uso indiscriminado de la ley conduce a la represión y la tortura porque la vida (del otro) no vale nada.

 

Como buen margariteño, conocedor y amante del Caribe, las descripciones de paisajes y personas son sublimes. Personajes desconcertantes aparecían por doquier. Criollos fieles a la corona; peninsulares del bando republicano y los más bajos sentimientos en quienes casi por su cuenta sacaron a relucir sus peores atributos para convertirse en adalides de una guerra sin cuartel en la que, como siempre, los inocentes fueron las víctimas de unos y otros. Hombres desconcertantes como el Padre Llamozas, José Domingo Díaz o Don Feliciano Palacios.

Ante una investigación tan a fondo no me atrevo a criticar las licencias que se toma el autor para enhebrar la historia real con la ficción que le da dramaticidad al pensamiento y conducta de un hombre que se siente abandonado a su suerte pues deseando retornar a su patria no consiguió ni el permiso ni la ayuda que lo pudo convertir en un exitoso general. Documentos que reposan en los archivos eclesiásticos me llevan a pensar que algunos episodios indican a las claras que a pesar del dominio de la inteligencia militar no llegó a entender el alma indómita de las huestes patriotas, sin mayor disciplina ni preparación castrense, pero con un arrojo y creatividad que superaron a los disciplinados batallones hispanos. No podemos pedirle a una novela la minuciosidad de una investigación que deja a la imaginación espacio libre para diversas conjeturas. El encuentro de Bolívar y Morillo marcan la diferencia de caracteres donde hay batallas que se ganan sin el uso de las armas.

 

La descripción apasionada de un criollo sobre la actuación del caudillo hispano es un ejercicio envidiable de tratar de ser ecuánime y objetivo. Me pregunto si las páginas de El pacificador hubieran sido escritas por el culto secretario del mariscal, José María Asorey. Estamos, me atrevo a decirlo ante el mejor elogio que un hijo de esta orilla del Atlántico puede hacer de quien vino a subyugarnos. A dos siglos de distancia esta novela histórica o esta historia novelada es un retrato al carbón de nuestro pueblo que no acaba de encontrar el rumbo de la auténtica independencia, lejana a los odios y a las mezquindades que nos han hecho perder ser en buena forma el paraíso terrenal que creyó encontrar Colón en las costas de Paria. Mi admiración sincera a esta obra que supera, a mi entender, al Pasajero de Truman.

 

Para empezar en el cine de fantasía sin plata

Para empezar en el cine de fantasía sin plata

Escrito por Juan Manuel Fuentes Salonia

Aquella imaginación que no reconocía límite alguno, ya no puede ejercerse sino dentro de los límites fijados por las leyes de un utilitarismo convencional; la imaginación no puede cumplir mucho tiempo esta función subordinada, y cuando alcanza aproximadamente la edad de veinte años prefiere, por lo general, abandonar al hombre a su destino de tinieblas

André Bretón

 

Decir que el cine latinoamericano carece de imaginación sería un insulto a los miles de creadores que se esfuerzan día a día en representar nuestras realidades creativamente a través de la imagen en movimiento, pero el problema principal radica en aquella palabra: realidades. El cine latinoamericano es, en su mayor parte, un cine muy realista. Esto está bien. Este tipo de cine apoyado en la realidad es necesario, pero, sin ánimos de ofender el intelecto o la ingenuidad de mis compañeros, me parece tormentosamente aburrido. No hace falta tener que ir al cine para ver lo que está pasando en la calle de al lado. Basar nuestro cine únicamente en la realidad latinoamericana resulta limitante.

 

Es cierto que el punto de partida para escribir historias es la experiencia personal, pero a la hora de hacer cine, estas historias al final siempre se limitarán a lo que el presupuesto o la disponibilidad de los equipos dictamine. No culpo a los cineastas que, en el contexto en el que se encuentran, hagan cine realista, porque no somos Hollywood para hacer grandes espectáculos de acción y efectos especiales. Pero yo no crecí viendo cine realista, crecí viendo monstruos, caballeros, castillos y naves espaciales. Soñaba con ser un mago, tener un dragón de mascota, y vivir en un mundo poblado por robots mientras viajaba por el universo sobre un crucero espacial de clase Venator. No encuentro felicidad en la realidad. No me interesan los asuntos del hombre cotidiano. Mi experiencia personal es la fantasía, y no puedo, no, me rehúso a limitar mi creatividad a la realidad por conveniencia, a pesar de no poseer ni un dólar, euro, rublo, libra o bolívar que me permita construir de cero los mundos que los grandes estudios pueden hacer con unos cuantos millones de dólares. Realizar cine fantástico sin límites con muy bajo presupuesto es un desafío muy grande, pero es realizable.

Llamageddon (2015) Howie Dewin

 

Observemos al primo del cine: el teatro, el espectáculo original. En el teatro se comprime un universo entero dentro de un espacio pequeño, pero para que esta compresión sea posible es necesario que el equipo de producción de la obra y los espectadores trabajen juntos usando la imaginación, porque a fin de cuentas es imposible construir un castillo real dentro de una pequeña sala. Al asistir a la sala, uno no espera ver algo real, pues desde el principio absoluto comprendemos que lo que se verá es una dramatización. Este conocimiento de que lo que vemos no es real, paradójicamente, nos permite involucrarnos en el espectáculo, tomando lo representado como real dentro de su propia ficción. Entonces, se nos olvida que el fantasma es un hombre con una sábana, que el caballero está vestido con una armadura de papel aluminio y que los extraterrestres son simples humanos con máscaras de papel maché; asumimos que un espacio cerrado, oscuro y algo húmedo de menos de tres metros es un gran desierto que se expande por kilómetros, y que con una máquina de humo se puede crear una bruma densa e impenetrable. Sin la existencia del pacto metaficcional no existiría el teatro, que no tiene que esforzarse en ser creíble para generar emoción en el público: ¿por qué no aplicar esto al cine?

 

Georges Méliés, como dramaturgo que fue antes de ser cineasta, comprendió las ventajas que tenía el cine sobre el teatro con respecto a la practicidad. Él tampoco estaba interesado en representar la realidad, sino en elevarla a través del celuloide. A través de sus experimentos, y los de muchos otros, se fundamentaron las bases del cine fantástico. Sin embargo, con el paso de los años, los caminos del cine y el teatro se separaron y, en vez de que el cine busque presentar una realidad elevada y sorprendente de la misma forma que el teatro, haciendo que obra y espectador trabajen juntos a través del pacto metaficcional, el cine buscó crear una realidad tan perfecta que a uno se le olvide que está viendo una película: cortes invisibles, modelos hiperrealistas de personajes, simulaciones de físicas exactas. Si bien esto es positivo, pues maravilla al público y le hace dudar de la realidad y la ficción, ha creado una barra invisible, un umbral de calidad determinado que diferencia el cine “bueno”, bien realizado, del “malo”. Hoy en día es fácil identificar un filme casero de uno hecho por un estudio, y los juzgamos de acuerdo a esas categorías, ensalzando a la película de estudio como “mejor” sobre la otra por el simple hecho de poseer mayores recursos que permiten una imagen mejor lograda o efectos especiales más “realistas”. La película casera, por el contrario, queda para siempre relegada a una categoría secundaria con respecto a calidad, cual sistema de castas, y queda incapaz para el ojo público de ser evaluada de la misma forma que una película de estudio. Como latinoamericanos, conocemos muy bien este problema, pues el grueso de nuestras producciones no suelen superar ese imaginario umbral de calidad al que están tan acostumbradas las audiencias internacionales. A pesar de ello, aquel que quiera hacer cine fantástico en este contexto deberá aprender a lanzarse de lleno y condenarse a sí mismo a una eternidad de cine casero o “malo”, a fin de poder cumplir con sus deseos de llevar a la pantalla una aproximación del universo que existe en su mente. 

La Caimanera (2023). Juan Fuentes (Youtube: Mongoyon)

Supongamos, entonces, que la enorme etiqueta de cine casero que se deberá cargar hasta el final no es un problema. El principal problema es, como cualquiera sin recursos, el presupuesto. No podemos crear de cero una película de fantasía que rivalice con El señor de los anillos si apenas tenemos suficiente para nuestro sustento. No tenemos acceso a vestuarios, modelos a escala, maquillaje profesional, ni un equipo de efectos especiales; pero tenemos una idea, unos amigos dispuestos a actuar, algunos materiales como papeles y cartones, una computadora y una cámara o teléfono. Con eso es suficiente para dejar volar la imaginación. El primer paso es recordar lo que hace efectivo al teatro: el pacto metaficcional, y hacerlo trabajar a nuestro favor. En lugar de intentar engañar al espectador con cortes invisibles y efectos realistas, debemos hacer todo lo contrario. 

 

No nos debe preocupar, en lo que al departamento de arte se refiere, que todo se vea lo más falso, obvio e inverosímil posible en lo que a estética se refiere. Un caballero con una armadura hecha con cartón y papel aluminio, un mago cuyo cetro es una escoba que puedes encontrar en un supermercado y con una capa hecha a partir de un pedazo de tela o una bolsa de papel, un extraterrestre que usa una máscara de foamy para diferenciarse de los humanos. Los antiguos griegos interpretaban a los dioses usando tan sólo una máscara de arcilla ¿Por qué un cineasta sin recursos debe invertir en vestuarios intrincados o en trajes completos de látex solo para ver si lo toman en cuenta? He visto maravillosas obras de teatro fantástico con propuestas de arte mucho más minimalistas. Si este minimalismo barato se mantiene constante, es decir, que la película mantenga la misma propuesta artística de disfraces de cartón y maquillajes sencillos, se convierte en la nueva normalidad visual del metraje y se vuelve a crear ese pacto metaficcional. Estamos tan fuera de la película, ante la obviedad de que todo lo que se está viendo es falso, que volvemos a ella a través de las grietas.

 

Con respecto a la postproducción, nunca había sido tan sencillo editar un producto audiovisual. Los artistas tenemos hoy en día un amplio repertorio de programas y herramientas gratuitas, y si no nos preocupamos porque la película se acople a los cánones de calidad por los que se juzga una película, se crea un universo de posibilidades para la creación de efectos especiales sin que estos tengan que verse completamente creíbles. Se pueden hacer rayos láser, explosiones, monstruos generados por computadora, fondos de montañas y castillos con imágenes de uso libre en internet e incluso con el adecuado uso de la inteligencia artificial se pueden hacer cosas que anteriormente requerían equipos completos y entrenamiento minucioso. Todo desde la comodidad de una computadora. Experimentar con el estilo visual con equipamiento accesible nunca había sido tan sencillo. Además, la complejidad visual del cine fantástico obliga a los no experimentados en técnicas de edición a practicar y mejorar para crear cada vez obras más sorprendentes.

Filthy Frank vs Chin Chin (2016) George Miller (Youtube: TVFilthyFrank)

 

La gran desventaja de esta metodología de realización cinematográfica radica en la percepción que los otros tengan sobre la obra finalizada. La obra será considerada una locura. Se verá como un proyecto universitario o un sketch de YouTube porque no sigue las leyes o las convenciones del cine comercial, pero eso no debe detener a los artistas. Aunque este estilo funcione muy bien para historias de comedia o tramas un poco más bizarras, siempre hay espacio para la experimentación, y no debería ser limitante para la realización de obras que se tomen más en serio a sí mismas. Nada detuvo a Buñuel y a Dalí de hacer Un perro andaluz, a los franceses de hacer su cine no convencional en la nueva ola, a los alemanes del expresionismo a deformar la realidad a su antojo a través del maquillaje y la escenografía. Que tu obra tenga vestuarios de papel maché y composiciones digitales rudimentarias no la hace indigna de ser considerada artística. Lo importante es que exista una idea y un motivo, un pathos que una a toda la obra en una sola unidad, que a pesar de las carencias tenga un corazón palpitante. Para nosotros, que soñamos con otros universos, no es suficiente ver a la ventana de al lado, a hacer lo que es considerado correcto, y debemos satisfacer por cualquier medio la imperiosa necesidad de contar fantasías con imágenes y sonido. Lo importante siempre es empezar, pero la única manera de hacerlo es tomar la imperfección, abrazarla y hacerla nuestra para poder mostrarle al mundo nuestra creatividad:

 

“No será el miedo a la locura lo que nos obligue a bajar la bandera de la imaginación” (Bretón, 1974, p. 21).

Acudir a un museo

Acudir a un museo

Por Victoria Velutini

El arte es parte de abediciones y todo indica que lo seguirá siendo en el futuro. Durante los últimos meses, la editorial ha sido parte de proyectos de índole artística, ya sea editando ejemplares que pertenecen al género del ensayo, la entrevista o los catálogos fotográficos. Los libros que invitan al discernimiento y el pensamiento crítico son imprescindibles en el amplio catálogo de la misma. Así es, pues, que llegamos a este texto que, aunque no pertenezca a lo literario, consideramos promueve y se encuentra en sintonía con el mensaje que se intenta difundir, pues no se puede hablar de arte sin mencionar a los museos, galerías y diversos espacios de exhibición. Específicamente, hemos querido centrarnos en la experiencia que otorgan los museos, reivindicar su lugar en la vida cotidiana.

 

Hablar sobre un museo es complicado. Es una edificación, claro está, que puede albergar —verbo este que vale la pena recordar— tanto obras de arte como restos importantes de civilizaciones antiguas, muestras de diseño, arquitectura, indumentaria, inventiva, entre muchas otras. Por ahora, regresemos a ese verbo inicial, albergar, pues es esta la idea primaria del museo per se, la función para la cual fue concebido o en la que muchas veces se ha transformado, por cosas del azar o por personajes que han amado la historia, tanto como la historia los ha amado a ellos.

 El museo es así como la memoria y su contenido no puede ser sino la cultura, es decir, la producción humana, desde que se concientiza como tal. Lo planteado nos lleva a afirmar que el individuo tiene la necesidad de recorrerse y qué mejor manera de conocerse a sí mismo que devolver la mirada a los pasos de sus antepasados. Esta podría llegar a ser la razón por la que diversos museos se han instalado en todas partes del mundo con el paso del tiempo: no podemos desligarnos de lo que nos precede, su presencia nos es necesaria para continuar, no solo para sentirnos más seguros, sino para poder evolucionar como especie. Son un recordatorio de lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos. En fin, aprendizaje desde donde se vea. 

Sin embargo, como hemos hecho énfasis en que ir al museo es mucho más que visitar un edificio, hablemos de la experiencia museística, que tanto nos interesa. Desde el momento en que se decide acudir a un museo, el público, si se encuentra bien informado, se compromete con los valores y la consigna de la institución. Esto significa que está dispuesto a seguir las reglas que el mismo designe y que, además, siente respeto tanto por las instalaciones como por las exhibiciones. Es cierto que muchos van a museos porque son una parada imprescindible en la agenda de las guías turísticas y no se toman demasiado tiempo en determinar en dónde están a punto de entrar; este recorrido tiene completa validez y es el caso de la mayoría, pero incluso en este escenario, debe existir un motivo por el cual la gente se induce en esa experiencia que muchos consideran sin sentido porque la verdad es que el tiempo es cada vez más preciado y ya muy pocos están dispuestos a perderse entre la multitud, cumplir con determinadas expectativas sociales solo porque sí. La honestidad, aunque cruda, determina a nuestra sociedad.

Al entrar, el ambiente habla de solemnidad y, en consecuencia, las voces se mitigan, convirtiéndose en susurros o en total silencio. La contemplación necesita de esta burbuja, de lo contrario la esencia de lo que se presenta se pierde entre el bullicio y se transformaría en algo comercial, es decir, no tendría más presencia que la muestra de una tienda mobiliaria.  Lo que se crea en esa tácita comprensión entre aquellos que transitan por las salas se asemeja a cuando se detiene el tiempo y, entonces, es posible que el ajetreo de la ciudad quede atrás, para así suspenderse en el momento. ​​Pero el sonido no se detiene por completo en un museo, no es ese el objetivo, solo deshacerse del ruido, que es diferente. El encanto no es solo convivir con lo expuesto, sino convivir con las personas que se reúnen a observarlo, por lo que hay también cierto sentido de comunidad (transitoria mas profunda), en la experiencia museística. Los guías lideran a sus grupos en distintas lenguas; parejas se toman de las manos y comentan sus piezas favoritas; niños siguen el paso de sus padres que, tratando de instruirlos, explican a detalle lo que están viendo; artistas se detienen y replican posturas en sus libretas. Todo hace una mezcla armónica que nutre al museo de vitalidad.

Y es que caminar por el museo, esté o no establecido el recorrido, como lo está en algunas colecciones, es tan estimulante como lúdico. La curaduría juega una gran parte en este sentir, en que exista coherencia y estética entre los elementos. Incluso para las personas que no están directamente relacionadas con el mundo museístico, es notable la diferencia de sus reacciones cuando se encuentran frente a una exposición que tiene a un buen curador, a cuando entran a una sala y lo que se respira de ella es disonancia. Los grandes museos del mundo deben mucho de su prestigio al personal que se dedica al cuidado, restauración y «la creación de una narrativa» que sea capaz de sugerir una atmósfera y movilizar al público con hilos invisibles.

El periodo de observación varía en lo que dicha obra suscite en el espectador —en el momento o con anterioridad, ya que muchos van a los museos con una visión premeditada— y es así como, en nuestra opinión, debe serlo. La atención, así como los lectores con la literatura, en general, debe aprender a ser selectiva. Es decir, no es necesario que el público se detenga en cada una de las obras de una colección, o de las piezas de una exhibición, pero sí que aprenda a determinar lo que le gusta en verdad y, cuando lo encuentre, situar su mirada en ello sin distracciones, dejándose llevar por las sensaciones y sin miedo a ninguna interpretación. Eso sí, debe estar abierto a verlo todo y no ponerle límites a su entendimiento ni a la evolución de su «gusto», pues en el ir y venir el ojo de alguna manera se expande, y encuentra belleza (entendiendo esto como lo que provoca emoción, en palabras de Baudelaire) en lo que antes ignoraba.

Salir del museo implica renovar la perspectiva que se tiene sobre las cosas. Paradójicamente, limpia la mente tanto como la llena. Lo que tenemos antes de entrar se filtra en el proceso. Los museos nos transforman. El camino que se recorre previamente no es el mismo al que se regresa y es por eso que acudimos a ellos: para conocer y conocernos. Así que no evadan la experiencia museística, sumérjanse en ella, disfruten de la grandeza que representa y regresen siempre que puedan.

Expertos analizan las sanciones en Venezuela en nuevo libro publicado por UCAB y CONAPRI

Expertos analizan las sanciones en Venezuela en nuevo libro publicado por UCAB y CONAPRI

La Universidad Católica Andrés Bello y el Consejo Nacional de Promoción de Inversiones (CONAPRI) de Venezuela convocaron a un grupo de autores que pudieran consultar estudios y estimaciones de individuos y organizaciones nacionales e internacionales, así como discursos, leyes, notas de prensa y otros documentos publicados por el Estado, con el propósito de contribuir al examen de los posibles efectos de las sanciones. El fruto de este trabajo es el libro bilingüe Sobre las sanciones en Venezuela.

En el prólogo se menciona que el libro comenzó a prepararse después de las elecciones presidenciales del 28 de julio del 2024, pues los resultados del plebiscito eran claves para el futuro económico de Venezuela. Es bien sabido que la crisis política que atraviesa la nación ha afectado enormemente al sector económico y, por ende, se traduce en el declive del orden social.

Desde el 18 de diciembre de 2014 con la aprobación por parte del gobierno de Estados Unidos de la Ley de Defensa de Derechos Humanos y Sociedad Civil de Venezuela la economía venezolana quedo en jaque, pues, desde que Venezuela descubrió al llamado oro negro, este se convirtió en el principal motor económico de la nación, más durante la época de la bonanza petrolera, dejando totalmente relegado y casi de manera inexistente a otros sectores de la economía, verbigracia el turismo y la ganadería. Esto derivó en una dependencia total al mercado del petróleo que, naturalmente, al ser el foco de las sanciones, se traduce en una crisis económica.

Evidentemente, las sanciones son parte de una estrategia política internacional. No obstante, las implicaciones para el colectivo son muy altas, por ende, al hablar de sanciones es necesario considerar el impacto que estás tendrán a nivel social, siendo la consecuencia más evidente e inmediata la migración de los venezolanos hacia los países aledaños. Esta situación no solo afecta a Venezuela, sino que también representa un problema económico y social para los países que recibirán a los inmigrantes.

Temas como este son abordados detalladamente en cada capítulo del libro, el cual fue coordinado por Ronald Balza Guanipa, decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la UCAB, y está conformado por los trabajos Sanciones internacionales a Venezuela, balance de la situación actual, de María Antonia Moreno, en el cual se presenta una actualización sobre las Sanciones Internacionales a Venezuela en sus aspectos institucionales e implicaciones en el desempeño de la economía del país.

Industria petrolera y desarrollo sostenible en Venezuela: retos y estrategias para el futuro de Cristina Tovar y Juan Carlos Andrade, en él, los autores hablan sobre cómo la industria de hidrocarburos, el pilar de la economía venezolana, se vio fuertemente afectada por las sanciones y, de esta manera, causó o aceleró la crisis económica que atraviesa el país. Del mismo modo, el documento examina “los desafíos actuales de la industria, incluyendo la desinversión, problemas de gestión, incertidumbre política y sanciones internacionales, y  analiza sus efectos y costos sobre el Estado y el sector privado”.

En una línea similar, Asdrúbal Oliveros Porras y Jesús Palacios Chacín en Sector petrolero venezolano: las licencias en el centro de la discusión presentan un análisis de la actividad del sector petrolero en el año 2024 y las proyecciones del 2025. Siguiendo las palabras de los autores, “desde Ecoanalítica proyectamos dos escenarios para el próximo año: el mantenimiento de las licencias petroleras que llevaría a un incremento de 15% anual de producción, cerrando cerca de 1.050 kdb, o la eliminación de las licencias petroleras que golpearía la producción entre un 20-25% hasta los 780 kdb para cierre de año”.

Luis Oliveros es el autor del texto Las sanciones: ¿Instrumentos de cambio político o catalizador de crisis económicas? en donde brinda un análisis sobre la literatura y los precedentes de las implicaciones que tienen las sanciones en la sociedad a la cual son aplicadas, destacando la idea de que “lejos de promover un cambio político, profundizan desigualdades, fortalecen a quienes controlan los recursos y dejan a la población aún más desprotegida frente a la crisis”.

Siguiendo la parte social en ¿De vuelta a las sanciones? El impacto social de Luis Pedro España N. se examina el impacto que las sanciones pueden tener en la condición de vida de la población considerando la dependencia que tiene con el sector petrolero para su estabilidad.

Con relación a los Derechos Humanos, Feliciano Reyna presenta el ensayo Sanciones, Derechos Humanos y respuesta humanitaria en donde analiza la situación de vulneración de la garantía y disfrute de los derechos sociales, pues, sumado a la situación política del país, y siguiendo algunos de los más recientes informes de la Oficina del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los derechos humanos, “las sanciones generales y sectoriales han exacerbado la precariedad de la vida de las personas en mayor situación de vulnerabilidad (…)”.

Carlos A. Ramírez G. aborda el tema de la empresa privada y el rol que juego en el futuro económico del país en su ensayo La estabilidad hemisférica y las empresas venezolanas. La empresa privada es la única que puede generar los millones de empleos bien remunerados y estables que requieren los venezolanos para quedarse en el país, por ende, cualquier decisión que pueda afectar al ecosistema empresarial privado debe ser objetivamente meditado, pues la empresa privada, naturalmente, es una parte fundamental en la solución de la crisis económica y social.

Con relación al sistema alimentario en Venezuela, Ana María Giorgi analiza en Sanciones y sistema alimentario en Venezuela el impacto que estás medidas han tenido en la industria alimentaria, afectando no solo a los empresarios y trabajadores de este sector, sino también a la población que, consecuentemente, deja de percibir los recursos que necesita para alimentarse de manera saludable y, por consiguiente, se vuelve mucho más dependiente del Estado.

Tamara Herrera presenta en Venezuela ante el riesgo de una nueva ola de sanciones sus proyecciones de lo que estas podrían representar para Venezuela en base al análisis de lo ocurrido del año 2015 en adelante. Del mismo modo las presenta como un camino hacia el aislamiento que, en lugar de favorecer a la democracia, guía al país hacia una miseria progresiva.

Finalmente, Ronald Balza Guanipa, a través del ensayo Sanciones en Venezuela: discursos, leyes y alianzas revisa cada una de las acciones que derivaron de estas y que generaron un mayor control social, demostrando así que ellas no modificaron ni el discurso ni las acciones del Estado.

Como vemos, el tema de las sanciones es profundo y requiere de una lectura exhaustiva para ser comprendido y abordado, por ello cada uno de los ensayos mencionados se encuentran debidamente desarrollados en el libro, el cual fue redactado en dos idiomas, español e inglés, y está a la disposición del público a través de los siguientes enlaces:

Español: https://abediciones.ucab.edu.ve/wp-content/uploads/2025/01/WEB-SOBRE-LAS-SANCIONES-EN-VENEZUELA.pdf

Inglés: https://abediciones.ucab.edu.ve/wp-content/uploads/2025/01/WEB-ON-VENEZUELA-RELATED-SANCTIONS.pdf