Escrito por: Sofía Mogollón

 

Han sido breves los encuentros físicos y personales con el maestro Cadenas. El primero ocurrió durante un evento en la UCAB, comenzaba Letras y poco sabía del poeta. Sin embargo, cincuenta y tres minutos después, la historia sería otra: la fascinación primaria ante un mundo que yo desconocía, despertó la admiración temprana de alguien quien, a diferencia de la mayoría de sus compañeros, no se interesaba especialmente en la poesía.

Las demás ocasiones se vertieron en tertulias literarias en librerías de Caracas y encuentros pasajeros en ferias de libros, pero la última y más conmemorativa fue al otorgarle la Orden Andrés Bello, nuevamente en la UCAB,  luego de haber recibido el premio Reina Sofia de Poesía Hispanoamericana en 2018.

Al pasar los años y consecuentes semestres supe reconocer que mucho había cambiado a partir de Cadenas y, desde entonces, las experiencias lectoras fueron sumando nuevos autores y la poesía dejo de ser un ente inexplicable al que no buscaba –ni quería- darle acceso.

Diversas son las lecturas que se tienen del poeta y sumar las impresiones de quien ha seguido su trabajo desde el espacio íntimo, puede evidenciar el impacto de un autor que lleva décadas ahondando en las experiencias poéticas de generaciones a lo largo del país, pues bien sea desde nuestro rol como lectores o escritores, hemos sabido destacar en Rafael Cadenas un componente esencial a la poesía en su condición más humana: la prosa, un elemento que se vuelve “cercano al habla del vivir” y que potencia su carácter cotidiano, pero que además le imprime un sello propio al definirlo como un autor de la “brevedad, la hondura y la honradez”, como lo diría José Balza.

Entonces, durante estos 92 años que hoy se cumplen, pensamos en la realidad de un país que lo ha convertido en extranjero dentro de su propia tierra, en la génesis de la crisis y sus consecuentes reacciones, pero tambien en lo que ha potenciado el devenir del cambio, uno que, como ciudadanos, buscamos e insistimos por encontrar. Conciliamos a través de su obra las dudas ante una realidad que se cierne sobre nuestras cabezas y que, muchas veces ante escenarios disímiles, no conseguimos traer a tierra, pues como ya lo anunciaba Antonio López Ortega: “Es en estos últimos años cuando, sorprendentemente, sin que estuviera destinada a ello, la obra de Cadenas, a falta de país, crece entre adeptos y lectores para constituirse en un espacio alterno (…) con habitantes, con sentimientos, con certezas. Ocurre así con las grandes obras cuando los sostenes que las postulaban desaparecen”.

Así, la obra misma de Cadenas ha representado un país ficticio que insiste en no desaparecer, en trascender del papel al espacio físico, a servirnos de ventana hacia un mundo que evoluciona y del que aún podemos formar parte a través de las lecturas y reflexiones que tengamos de la obra del poeta.

Rafael Cadenas, además de un autor ilustre –pues como decía Nelson Rivera, ha tenido el privilegio de ser un gran escritor y un ciudadano ejemplar-, es un ser entrañable al que incontables lectores hemos tenido acceso a través de sus conferencias, de encuentros fortuitos en espacios literarios, de salones de clase – donde habita, además, el silencio y la cavilación más profunda- y de la palabra misma.

Es por eso que hoy, 8 de abril, desde abediciones exaltamos no solo su vida, sino tambien el quehacer poético que ya suma más de 60 años.

En conmemoración al aniversario del maestro Cadenas, te invitamos a descargar de forma gratuita nuestro folleto 4 voces sobre Cadenas, una recopilación de diversos autores sobre la vida y obra del poeta, publicado en 2018 a propósito de la entrega de la Orden Andrés Bello.